Música

Santo Tomás Huatzindeo, Salvatierra, Gto.

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Un camino empedrado, una capilla a un costado, de frente una hacienda desgastada por el tiempo, al fondo una pequeña loma que enmarca de manera inmejorable la calle principal de Santo Tomás Huatzindeo, comunidad del municipio de Salvatierra que vio nacer a un excepcional músico, compositor y maestro, Rafael Partida Parra, nuestro homenajeado.

La música de Banda ha acompañado al estado de Guanajuato a lo largo de su historia, es una radiografía de los acontecimientos que han moldeado a la sociedad guanajuatense. Las bandas son una tradición de doscientos años, son un ejemplo de memoria, tradición e identidad, mazurcas, polonesas, marchas, valses, polkas, oberturas son algunas de las creaciones que conforman el repertorio de nuestro estado. Salvatierra es uno de los municipios donde esta expresión artística ha prosperado y ha encontrado en grandes músicos y compositores las tonadas que la harán perdurar, el maestro Rafael Partida Parra es una de las personas en donde las notas musicales encuentran un campo fértil sobre el cual florecer.

El día 18 de enero de 1923 nació el maestro, Santo Tomas Huatzindeo era un pequeño pueblo de unas cuantas casitas hechas de zacate, tierra y pedazos de troncos como estructura, sus padres fueron José Dolores Partida Lara y Agripina Parra Ortega, quienes lo educaron y le mostraron la grandeza de la humildad, vivían en una pequeña casita que hasta el día de hoy sigue siendo su hogar.  El maestro no tuvo la oportunidad de estudiar, para esos años las escuelas en la región eran pocas y aunque por un tiempo asistió a una escuela que se encontraba en los cuartos de la hacienda sólo logro aprender el abecedario, dejó la escuela para ayudar a su padre a arar la tierra con una yunta de bueyes, tuvo dos hermanos que no se lograron, así que no había un familiar que lo acompañara en sus juegos de infancia, pero su gran personalidad y la música le hicieron conservar amistades para toda la vida.

Me acuerdo que con otro muchacho que ya se murió, también era músico en la banda, me acuerdo que desde como cuando tenía ocho años, hacían las fiestas ahí en la capilla que estaba ahí en la hacienda, ahí hacían las fiestas, nomás hacían una fiesta al año el día 3 de mayo y me acuerdo que oíamos tocar las músicas,  veíamos pues que  ponían  sus papelitos en sus atriles y nosotros hacíamos unos atriles de esos  tejamalines que le dije, y empezábamos así a manotear y a tararear lo que se nos venía a la mente”

En su infancia el maestro llegó a escuchar diferentes bandas que visitaban el fértil valle de Huatzindeo, en las fiestas del pueblo se interpretaba música clásica, marchas, danzones, polkas, entre muchas otras composiciones características de mediados del siglo pasado, ver tocar a aquellos músicos que interpretaban con maestría sus melodías prendió en su corazón un fuego que aún sigue vivo.

En el siglo XIX, la creación de bandas de viento adquiere un auge importante, para la segunda mitad del siglo este fenómeno se extiende para la región centro y centro-occidente del territorio nacional, sobre todo en su variante de bandas militares, esto debido a la presencia de cuerpos militares en estas zonas, para el siglo XX la música de banda encuentra en los párrocos de las iglesias sus principales promotores y las fiestas patronales se convierten en el auditorio perfecto para esta expresión. Es en este momento es cuando el maestro Rafael Partida tiene sus primeros acercamientos a lo que elegiría como su forma de vida.

A los 18 años comienza su formación musical y aún en contra de los deseos de sus padres que no veían en la música un futuro prometedor para su único hijo. Contando con la fuerza de su voluntad y el amor por esta disciplina continúo su preparación como músico.

Huatzindeo ya era un lugar reconocido como tierra de bandas, debido principalmente a dos personajes muy importantes en la desarrollo como músico del maestro Rafael Partida, el primero de ellos es el maestro J. Isabel Sosa quien es reconocido como formador de cuatro generaciones de músicos guanajuatenses, y el religioso José de Jesús Angulo Navarro, mejor conocido como el “Señor del Valle”, quien llegó a Huatzindeo con la misión de reconstruir el templo de la comunidad y se dio a la tarea de reformar las bandas de viento, fue él, quien encomendó al maestro J. Isabel Sosa la dirección de la que sería con el tiempo la banda de viento más importante da la comunidad, La Grande.

En el año de 1941 el maestro Rafael Partida entró a la banda de viento La Grande, aquí es donde comenzó su formación como músico, aprendió solfeo mediante el método de Don Hilarión Eslava, con sólo doce lecciones del método binario y unas cuantas del cuaternario conformaron su fundamento teórico.  Al principio le costó trabajo, su mentor J. Isabel Sosa tenía apuración por que aprendiera a solfear lo más pronto posible, él tenía que apoyar a sus compañeros como trombonero, en ocasiones su mentor tenía que colocarse junto a nuestro homenajeado a presionar los émbolos  mientras él tocaba su instrumento.

En el año de 1945 asumió el cargo de director para que la banda no desapareciera por la falta de maestro, continuó siendo director de la misma hasta el año de 1985, esto le permitió cambiar de instrumento quedándose con una trompeta, la cual le costó trabajo dominar por que a diferencia del trombón la embocadura de la trompeta es más pequeña. Desde que tocaba el trombón comenzó a marcarles el tiempo a sus compañeros de la banda, pisaba los émbolos con la mano derecha y con la izquierda marcaba el paso, fue para entonces que el maestro J. Isabel Sosa decidió separarse del grupo y Rafael Partida tomó las riendas de la banda llevándola a ser una de las más representativas de la región.

En esta época de su vida contó con el enorme apoyo del “Señor del Valle”, quien aún hoy en día forma parte de sus recuerdos y tiene un lugar muy especial en su corazón, fue el principal impulsor de La Grande, los apoyaba con instrumentos que duraron años en la agrupación, el “Señor del Valle” fue un misionero muy importante para toda la región, es considerado protector de la comunidad y se le rinde devoción.

Corrían las primeras décadas del México pos-revolucionario, a finales de los 20’s y principios de los 30’s, Huatzindeo era un pueblito de muy escaso de habitantes, al pequeño Rafael le gustaba pasear y jugar con lo que llamaba tejamaniles, unos pedacitos de corteza de árbol, algunas veces llegó a agarrar rumbo hacia el camino que cruzaba a un costado de la hacienda, bajando por esos surcos se encontraba el barrio de las lechuzas, los nombres de los barrios solo respetaban características propias de estos, el barrio de la lechuza fue nombrado en honor a los sonidos emitidos por sus distinguidos visitantes, lechuzas, al llegar el “señor del valle” decidió nombrarlo como barrio del santuario, en aquel lugar el pequeño Rafael conoció a una linda muchacha de nombre Luisa Mercado Núñez quien algunos años después llegaría a ser su esposa y sería su compañera por 63 años.

El maestro Rafael Partida contrajo matrimonio a la edad de 24 años, era el año de 1947 y su esposa Luisa aceptó formar parte de su vida y permanecer en ella por muchos años, falleció en febrero del 2011 . Juntos procrearon 9 hijos, 6 mujercitas María Estela, Evangelina, María Eleazar, Esmeralda, Yolanda y María luisa , y  3 jóvenes mozos Rafael, José Dolores, e Isaías, mismos que han multiplicado la descendencia del maestro y hoy en día son miembros de la familia 20 nietos y 11 bisnietos.

“no quise que estudiaran música, por que  pos no, yo me acuerdo que navegaba yo rete arto y sufría bien arto, se sufría mucho”

Nunca quiso que sus hijos siguieran su bella disciplina, para el maestro la vida de músico le trajo un sin fin de pesares, los viajes, las desveladas, los días fuera de casa y los escasos ingresos familiares que como músico se obtenían, alejaban al maestro de la intención de darles estos conocimientos a sus hijos. Algunos de ellos se emocionaban con la idea de formar parte de esa vida, esperaban ansiosos el día de ser despertados por la mano de su padre y acompañarlo en su sueño de notas y canciones.

Hoy en día algunos de sus hijos siguen viviendo en su Huatzindeo querido, atienden a su padre y lo procuran, otros se encuentran en municipios vecinos a la ciudad de Salvatierra, los restantes viven en Estados Unidos, en donde decidieron echar raíces, sigue en contacto con sus hijos quienes lo frecuentan cada que es posible.

Para esta época en la vida del maestro, nos encontramos inmersos en un periodo donde la interpretación musical de las bandas de viento se ve influenciada por una serie de géneros que se encontraban en boga, haciéndose populares entre los compositores y músicos de mediados del siglo pasado, chotises, danzas, marchas, mazurcas, pasos dobles, polkas y valses que llenaban los salones, lugares públicos como plazas, jardines, explanadas de iglesias y como parte de una expresión más elaborada en conciertos de estos compositores guanajuatenses.

Rafael partida Parra no solo es músico, maestro y padre, además formó y dio vida a varias bandas entre ellas, la Banda Juvenil del Molino de Ávila 1983 a 1992, ahora Banda Salvaterrense y otras agrupaciones más alrededor de Celaya, Salvatierra y Valle. Impartió clases de solfeo y es fundador de la escuela de música J. Isabel sosa. De la ciudad de Salvatierra, Guanajuato. En esta escuela formó y dio clases de solfeo a niños y jóvenes por algunos años, siendo esta una de sus ultimas actividades como músico.

Como compositor, realizó marchas, pasos dobles y polkas las cuales no solo se quedaron en papel y tinta, con el afán de hacer honor a tan distinguido personaje, su alumno, el maestro Juan López director de la Banda Salvaterrense, quiso rendir un homenaje a su maestro y amigo, grabando un disco con algunas de las composiciones del maestro las  cuales fueron interpretadas por esta banda.

Se le rindió un homenaje el día 8 de febrero del 2011 en la ciudad de Salvatierra con el fin de reconocer su honorable labor y su distinguida trayectoria. Actualmente composiciones como Molino de Ávila y Viva Rafael Murillo son interpretadas por los Paladines de la Tradición, banda conformada por los maestros de música de todas las casas de cultura en el estado a la cual también pertenece el maestro Juan López. En la pasada edición del Festival Internacional Cervantino en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas,  La Banda Sinfónica del Estado de Guanajuato, la Banda Los Paladines de la Tradición y la Banda Juvenil del Estado de Guanajuato, interpretaron con maestría estas dos composiciones, el maestro Rafael Partida fue invitado a presenciar este concierto y antes de llevar a los oídos de los asistentes estas excepcionales partituras se hizo mención de la presencia del compositor quien fue aplaudido por todo el público presente.

La vida de Rafael Partida Parra es una canción con notas aun por concluir, su vocación  lo llevo a ser reconocido en la región del Valle de Huatzindeo como uno de los músicos más importantes, sus composiciones inspiradas en las aconteceres del Valle son un reflejo de historia, tradición, cultura y arte popular que sin lugar a dudas es digna de reconocimiento.

Hoy en día el maestro sigue viviendo en su querido Santo Tomas Huatzindeo, aún en la misma casa que fue de sus padres, “aquí nací, aquí crecí y aquí seguire”. A sus 90 años el maestro Rafael Partida Parra es un ejemplo de vida y sus notas perdurarán como la música de las Bandas de Viento en nuestro hermoso estado de Guanajuato.

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